La tarea de los educadores es ayudar a los seres humanos en crecimiento a desarrollarse. Los adultos deben ESTIMULAR Y GUIAR la actividad espontánea de los niños al ofrecerles un medio ambiente que facilite su autorelación y desalentar el comportamiento que pueda obstaculizarla.
Los adultos son los representantes del mundo exterior y la fuente más completa de información y guía para el niño. Los niños mayores también representan un importante papel.
Para comprender y seguir al niño, la Guía Montessori debe desarrollar el deseo y la capacidad de OBSERVACION de los intereses y necesidades individuales de cada niño, manteniendo un equilibrio ante el respeto hacia estas características y el desarrollo cultural y académico de cada niño, a si como los intereses y necesidades del grupo.
En un ambiente Montessori, la cooperación de la guía debe ser prudente, delicada y multiforme. No es necesaria su palabra, energía y severidad sino su sabiduría cauta para OBSERVAR, SERVIR Y ACUDIR O RETIRARSE, debe adquirir una habilidad hecha de calma, paciencia, cariño y humildad, las virtudes y no las palabras son su mejor preparación.
La Guía presenta y explica al niño el trabajo activo y continuo que este ha de realizar, consistente en la elección adecuada de materiales. La guía se limitara a indicar y dirigir poniendo a la disposición del niño los ejercicios que le fortalezcan y lo transformen en un individuo de robusto carácter y profunda disciplina, adquiriendo así una salud interior que es el resultado mas brillante de la liberación del alma.
La preparación de la guía es doble, porque debe conocer bien el trabajo que le corresponde y el que esta reservado al material, es decir, a los medios de desarrollo. La Guía ha de formarse por si misma, aprender a observar, a ser paciente y humilde, y a contener sus propios impulsos.
La Guía debe conocer muy bien el material, tenerlo siempre muy presente en la memoria y aprender con exactitud la técnica experimental determinada de presentarlo y tratar al niño convenientemente para guiarlo con eficiencia. Esto es esencial en la preparación de la guía, podrá estudiar teóricamente algunos principios generales útiles para orientarse en la practica, pero solo con la experiencia adquirirá las delicadas modalidades que varían al tratar con individuos distintos, para no entretener mentes ya desarrolladas con materiales inferiores a la capacidades individuales, provocando el hastío, y no ofrecer objetes que el niño no pueda apreciar aún, enfriando así el primer entusiasmo infantil.